martes, 9 de noviembre de 2010

Escribir poesía después de Dalmao es un acto de barbarie


Escribir poesía después de Auschwitz es un acto de barbarie, decía Teodoro Adorno luego de la WWII. Se refiere al malestar en el arte y no al fin de la poesía, que no se alteren los que no saben leer una metáfora. Adorno la expuso en una conferencia que pasaron por radio. Hoy en día es difícil que pasen filosofía por radio, apenas dan las noticias al trote. Y hoy me enteré que encarcelaron al general Dalmao.
Adorno intentó corregir el estilo de esa frase, según nos cuenta el filósofo argentino Juan Pablo Feinmann. Pero no pudo, porque habla de “la expresión desaforada de la barbarie”. A Nibia Sabalsagaray la colgaron para que parezca un suicidio. No pasaron doce horas de su secuestro. No aguantó. Levantar un cadáver y colgarlo con una media es la expresión desaforada de la barbarie de Dalmao.
El general lideraba los servicios de inteligencia y por lo tanto, decidía a quién y cómo se interrogaba. Él decidía cuál era la puerta que tocaba la cola del diablo. Una noche con el diablo fue suficiente para Nibia. La sentencia del juez Rolando Vomero explica que, “entre otros”, los interrogadores de Sabalsagaray -con Dalmao a la cabeza- la tomaron del cuello y la asfixiaron en reiteradas ocasiones. Una noche con el diablo fue suficiente para Nibia.
Nibia contaba con 24 cuando conoció al diablo. ¿Se puede escribir poesía después de conocer al diablo? Sí, lo ignoramos y listo. Adorno sostiene que la individualidad y la competencia, la masificación, tan comunes hoy, son la puerta de la insensibilidad - que el diablo sabe tocar muy bien-. Y por eso, tal como escribieron Feinmann y Adorno: Hay que luchar contra la heteronomía -la voluntad de otro- de las conciencias. Porque “la disposición a ponerse de parte del poder y a inclinarse exteriormente, como norma, ante el más fuerte, constituye la idiosincrasia típica de los torturadores”.
Lo más seguro es que la coraza que necesitamos para no inclinarnos ahogue a la poesía. Dalmao entró a la cárcel por y con la justicia, pero falta mucho. Comparto los links de Feinmann y de Adorno.
Con felicidad cansada y triste,
Pablo
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-156580-2010-11-09.html

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