lunes, 19 de marzo de 2012

El Día del Perdón: La narrativa de la dictadura en disputa

Juan María Bordaberry y su ministro Julio María Sanguinetti
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Este miércoles se va a escribir otro capítulo más en la pelea por la narrativa de la dictadura. Sin embargo, los actores protagonistas son los escribas de la teoría de los dos demonios. Este relato deja a un lado de manera sistemática el papel de los grupos de poder que reestructuraron la economía y la sociedad uruguaya al ritmo de sus intereses. Sería fácil describir las torturas, o nombrar a las víctimas que no fueron tupamaros o militares para explicitar mejor la opinión, pero voy por otro camino.


No quiero caer en el camino inverso que propone la posmodernidad uruguaya. Ese camino chamuscado de historias mínimas que no pretenden universalidad, pero tampoco permite pensar el ‘Nunca Más’. Si no podemos pensar los motivos de la caída democrática, la pelea contra el fascismo oriental se va a parecer mucho a las imágenes de las cajillas de cigarros: primero nos sensibilizan, para después prender el pucho.

Semanario Marcha. Fuente
Para observar el 73’-85’ hay que mirar el proceso largo de desregulación encabezado por los blancos liberales con Azzini, o Daniel Hugo Martins (quien llegó a ser ministro de Defensa, gran defensor de mecanismos público-privados), ni que hablar de Charlone (financista del grupo Peirano con recursos públicos en una maniobra revelada por Wilson, luego embajador de la dictadura), y por supuesto Alejandro Vegh Villegas, quien sentó las bases de la economía uruguaya de la generación siguiente. O Valentín Arismendi, el autor intelectual de la tablita, cuando los militares intentaron controlar el poder económico y hasta la Asociación Rural les empezó a decir chau. Y lo que vino luego, que ya es historia viva.

Sería una pena que este proceso, que detallé en lo económico pero me puedo extender a lo social, no esté presente el próximo miércoles.

Porque el país que empezó a deshacerse es el que contaba con un “Estado de bienestar” que auguraba mejor la pelea por la distribución social de la riqueza. Luego vino la violencia. Luego. Y siguió después de capturar tupamaros. ¿O reprimir estudiantes es lo mismo que reprimir terroristas?

Los salarios estaban altos, el Estado era grande y se metía mucho en la economía, el crédito era excesivo, el sector financiero no era suficientemente libre. Por eso hay que ajustar, todo, salarios, jubilaciones, precios. Y es esto o vienen los cucos. Ese argumento es lo que siempre vuelve y ante eso también hay que decir “Nunca Más”, porque en nombre de esas ideas Uruguay se convirtió en el país con más presos políticos por habitante.

Líber Seregni, preso torturado.
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Por otro lado, usualmente olvidamos que quienes se levantaron en armas ya estuvieron presos y que por cada día picaneado le sumaron tres. Unos presos y en condiciones infrahumanas, los otros no. No me parece muy justo, más aún si pensamos que la mayoría de los presos políticos nunca se levantaron en armas.

Sin recordar que la primavera uruguaya se terminó por los vaivenes de afuera, pero también por “la rosca” de adentro, cualquier intento de pacificación terminará en un relato tuerto.



Los dejo con "La mentirosa", de Los Nocheros, una zamba bieeen oriental que difundimos en este espacio criollo y telúrico contra la extranjerización de las ideas foráneas que nos acosan. En especial con trajes copiados a los salteños de Los Chalchaleros. ¡¡ Un gaucho de florido chiripá, un gaucho de florido chiripá!!



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