sábado, 7 de abril de 2012

El Gil de las Pascuas


Se quemó el Flaco. Fuente
 Le preguntaron al Ñato cuándo iba a pedir perdón sólo para encajarle un dedo en el culo. Lo peor es que el tipo se sentó y miró pal’ norte. Se vino a meter con la posición política que tomó Jesús de Nazaret al exponerse ante las autoridades romanas. Dejo claro que soy ateo y que juzgar ese episodio que se festeja cada domingo de cuaresma no está en el interés de este artículo. Pero bordeo el debate, a ver qué sale.


El Ñato dijo sobre el nazareno, textualmente: “Formamos parte de una cultura occidental-cristiana, que está basada entre otras cosas en lo que decía ese Flaco que lo crucificaron por gil, creo yo por gil, en el Gólgota, y que lo que se pasó predicando fue perdonar, ¿no? Hasta el Padrenuestro, que muchos rezan todos los días, dice eso, ¿no?: Que nos perdonen nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores. Es muy difícil que un país se edifique bajo la consigna ni olvido ni perdón, por lo menos en occidente”.

Dejando de lado que la munición gruesa de su comentario apuntó hacia un lado distinto del religioso (menciona como difícil algo que sí se pudo hacer en el Uruguay de 1852 –aunque sea en los papeles-; comprendo que hace alusión al “arrimar la otra mejilla”; cuestiona desde dónde le están pidiendo perdón –¿el de víctima?, ¿el de ganador?, ¿el de liberal?, ¿cuál?- ; la hipocresía de la civilidad occidental que se basa en algo que no practica), las principales críticas cayeron por la falta de respeto hacia Jesús.

Tal como expresa en el almuerzo de ADM y luego aclara en carta abierta, el Ñato dijo algo así como: “por profesar el perdón y persistir en eso, dentro de una batalla que tenía perdida, terminó crucificado”. Voy a resumir el argumento que se alzó contra el popular Ñato FH para alcanzar el cerno de ésta reflexión. ¿Cuál? Ésta:

El Flaco Jesú, de Tunda Prada
Fuente
El perdón de Cristo es lo más grande e importante, a tal punto que hay que escribirlo con mayúscula, como hace el obispo de Minas Jaime Fuentes. Por si fuera poco, perdonó y además resucitó, recuerda en su segunda carta. Y a eso hay que sumarle que somos una nación católica (en nuestros inicios recalca Lacalle, para que Batlle, o especialmente Bernardo Berro, no se enojen allá en el limbo), con ideas cristianas tales como las impulsadas por Artigas.

Visto así el crimen de Huidobro es grandísimo, ¡enorme! ¡Se llevó puesto a unos buenos pares de millones de seres humanos a lo largo de dos mil años, incluido Artigas y todos sus adherentes! Ahora, si el propio Ñato reconoce que el perdón está implícito en la prédica del Mesías católico y que es algo que sus reclamantes no pueden dar, el delito se deshilacha bastante. Entonces, ¿qué es lo que reclaman?

Dos líneas para el pedido de Lacalle. El ex señaló a El País que Jesús es Hijo de Dios y un ser único en la historia. Es decir, pidió que no lo toquen. Como la bandera, el himno, o la escarapela, es un símbolo que no se puede tocar porque tocarlo genera ruido entre sus defensores. Tolerar es, entonces, que no toquen nada.

El asunto político de la Cruz


De una pluma más densa es la respuesta del obispo Fuentes. Es una respuesta política y de gran precisión. Primero porque va al punto: “La razón principal –de la carta- es porque pusiste como ejemplo al Flaco ese, que lo crucificaron por gil, porque se pasó predicando el perdón”, dice. Y luego una frase hermética: “vos sabés por qué murió Jesucristo; y sabés que su Perdón hay que escribirlo con mayúscula”.

¿Por qué murió Jesucristo? Para un marista como José María Mardones (en Matar a Nuestros Dioses, cuyo libro consulté aquí), la vida de Jesús no era una preparación para la Cruz, eso lo coloca como marioneta de su padre Dios. Según este teólogo, el Reino de Dios es el centro de las preocupaciones de un Jesús que vino a dar la buena nueva, y la Cruz no se puede separar de su vida ni su resurrección. Es decir, ES un asunto político.  

“Y los pecadores, los enfermos, los oprimidos, los marginados sociales, los extranjeros e inmigrantes, las prostitutas y homosexuales, los pobres, los niños y los jóvenes, las mujeres y los hombres, los países pobres de África y Centroamérica, comenzarán a reír y se darán la mano con alegría, se abrazarán y este mundo se transfigurará”, explica Mardones. Pero… la incomprensión de una religión que, como todas, quiso suplantar a Dios vio peligrosa su prédica y chau, terminó como terminó (Páginas 75 -76). Este fue el precio del compromiso de su vida, concluye en la página 76.

Y hasta ahí no difieren mucho las trayectorias de cualquier líder contra corriente, ¿no? Pero hay una diferencia sustancial en el católico: el misterio pascual.

Mardones explica que la crucifixión es un acto solidario, es una muestra de una vida que se transforma y que sirve de ejemplo para alcanzar el Reino de Dios, que es ese lugar donde todos los expulsados tienen la misma relevancia.

El creador de los Maristas Marcellin Champagnat.
Sí, como el club de Rugby. Fuente.
Para esto, dice, y lo explica en el capítulo anterior de su libro, Dios crea un mundo finito y lo pone en manos del ser limitado que creó, con el cual se comunica a través de otro ser que, si bien realiza milagros, y si bien resucitó, en el momento más político para declarar su victoria decide morir. En vez de agarrar romanos y trompearlos como el Increíble Hulk y llevarse un cinco a cero de visitante, dice “Padre, ¿por qué me abandonas? “. Y, ¿por qué lo abandona? Porque como todo ser humano está solo con sus convicciones, es decir, su Cruz. Sólo quienes se comprometen terminan en una cruz.

Fernández Huidobro dice que un bando siempre pide lo mismo con fingida ingenuidad y además recuerda que Jesús murió por un asunto eminentemente político que le significó morir por honestidad y compromiso con la causa. Y ahí, con imaginación y agudeza, Fuentes le dice que perdonar es parte de la causa y le recuerda que Jesús no tiene bando.

El sentido de perdón del Ñato FH es de un sentido de barra, de mano a mano. Es “perdonan los integrantes de una barra que no quiere ganarle a la otra”. El sentido de Fuentes es “el único perdón verdadero es el que se otorga en compromiso con toda la humanidad, no entre bandos”.

Eso sí, a pesar de tanta tinta y minutos de tele, el perdón definitivo por los actos cometidos durante la crisis uruguaya y la posterior dictadura cívico militar jamás se discutió. La tele se concentró en las palabras “el gil ese” y el “la polémica no me gusta”, las frases menos interesantes de los mensajes. Es que el gil ese se llama televidente, ¿o no te diste cuenta, flaco?






¿Qué haría yo sin la televisión? Fragmento de Telenoche 4

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