domingo, 17 de febrero de 2013

La disputa por el anillo del Pescador

El actual poseedor del Anillo del Pescador, Benedis XVI  Fuente

La Iglesia Católica Apostólica Romana, con su brazo ideológico y su brazo ejecutante, son un espacio para desarrollar el tráfico de influencias, la contra inteligencia y los negocios mafiosos. La estructura de poder que se creó en torno a la figura de Juan Pablo II se comió a su víctima más inverosímil, su sucesor Benedicto XVI, lo que augura un nuevo capítulo de disputas por el poder, muy parecido a las viejas influencias de los Borgia, los Médici, los Rotschild, la logia Propaganda 2 o los Legionarios de Cristo. Es que el Vaticano, hoy, sólo sirve para lavar el dinero sucio de la derecha italiana.

La renuncia del Papa Benedicto XVI (Joseph Ratzinger) al frente de la Iglesia Católica se debe a la derrota en una interna con la Curia encargada de las finanzas, según consta en un artículo de la revista italiana Panorama. Ese artículo refiere a la investigación que tres cardenales realizaron luego de la filtración de documentos del mayordomo del Papa, Paolo Gabriele.

Los tres protagonistas del quiebre de la Banca Ambrosiana
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La gran batalla de Ratzinger fue blanquear la gestión de Wojtila, pues la Ciudad del Vaticano es uno de los países que integra la lista gris de GAFI, el organismo internacional encargado de monitorear el lavado de dinero. Un ejemplo del manejo clásico del Vaticano es el caso polaco, porque Wojtila (Juan Pablo II), tenía como objetivo quebrar al gobierno comunista de Polonia y para eso, utilizó el dinero del Instituto para las Obras de la Religión (IOR), la financiera del Vaticano, mediante el trabajo de su presidente, el arzobispo norteamericano Paul Marcinkus.

Este prelado, anteriormente guardaespaldas de Wojtila, desviaba fondos hacia el sindicato Solidaridad polaco mediante acciones cuya ilegalidad investigó la justicia, como también a otros presuntos delitos vinculados con la mafia y la malversación de fondos, sobre todo el quiebre del Banco Ambrosiano. Para ponerlo en términos claros, Marcinkus y el mafioso Roberto Calvi quebraron un banco y robaron sus fondos, en 1982. Son presuntos delincuentes, porque Juan Pablo II negó a la justicia italiana que continúen las investigaciones. Manejos de este tipo tenía Ratzinger para transparentar durante su gestión.

Porque la crisis actual es la crisis del modelo de Wojtila para tratar los asuntos del Vaticano. El primer paso para salvarlo fue contratar a un especialista en antilavado, René Brüllhart, al frente de la Autoridad de Información Financiera Vaticana, el 7 de noviembre de 2012. Hasta ese momento, la Santa Sede cumplía con nueve de las dieciséis recomendaciones de la autoridad antilavado europea, la Moneyval. La lucha antilavado comenzó dos años antes, el 30 de diciembre de 2010, con la aprobación de la ley para luchar contra el blanqueo de dinero en las instituciones de la Iglesia Católica. Ratzinger intentó separar a la derecha reaccionaria de sus negocios turbios, tal como Cristo rompió la feria al lado de la Iglesia de Jerusalén, pero no pudo. Renunció el 11 de febrero de 2012.

Los protagonistas

La última imposición en el cargo de Ratzinger fue la nominación de un abogado alemán al frente del banco del Vaticano (IOR). El anterior presidente, Ettore Gotti Tedeschi, era amigo personal de Ratzinger y asumió en el cargo hace seis años. Lo despidieron en la misma tarde que el mayordomo Paolo Gabriele era detenido por robar documentos de su patrón, el Papa. El tema es el mismo, los fondos ilegales del Instituto. “Me debato entre el ansia de contar la verdad y no perturbar al Santo Padre”, dijo Gotti a la prensa, poco después de perder su lugar en el Vaticano.

Ettore Gotti Tedeschi Fuente
Hay un amigo de Gotti Tedeschi que es investigado por pagar sobornos al gobierno indio y así ganar una licitación para venderles doce helicópteros. Se llama el caso Finmeccanica. Algunos documentos estaban en la casa de Gotti Tedeschi; pero la justicia también se llevó los documentos que el ex banquero de Dios elaboró y nunca entregó al Papa para no perturbarlo. Ahora los estudia la Fiscalía italiana.

Según una crónica de El País de Madrid, el banquero de Ratzinger perdió la batalla interna con el cardenal Tarcisio Bertone, el secretario de Estado del Vaticano, una especie de primer ministro. Bertone y Ratzinger se conocen mucho, al punto que el italiano sucedió al alemán en la Congregación para la Doctrina de la Fe, la antigua Inquisición. Hoy en día, Bertone es el Camarlengo del Papa, es decir, el cura encargado de “los bienes terrenales” de la Curia (también es su tarea señalar oficialmente la muerte del Papa). Su centro de poder radica en el grupo de cardenales europeos que asumieron sus cargos durante los papados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, y que hoy quieren instalar un nuevo papa italiano.

El Cardenal Bertone Fuente
El otro enemigo de Gotti Tedeschi fue la logia P4, un grupo mafioso que, como el anterior, tiene fuertes vínculos con la derecha y la mafia criminal italiana. No se apresure, calificar esto como una guerra de buenos contra malos es un error, no se olvide que Gotti Tedeschi está siendo investigado por el lavado de 24 millones de euros, debido a que el Vaticano no quiso revelar el nombre de los titulares de las cuentas. Además, su encarnizado rival, monseñor Bertone, fue el Camarlengo de Juan Pablo II.

El nuevo banquero de Dios es el alemán Ernst von Freyberg, caballero de la Orden de Malta, accionista de un importante astillero que antes construía barcos de guerra. Se considera que éste anuncio fue el último gesto para arrebatarle la llave del cofre papal a su viejo conocido, el monseñor Bertone.

El gentilhombre de Benedicto, Gianni Letta,
junto a Berlusconi. Fuente
Falta señalar los vínculos vaticanos con la mafia y la derecha italianas. Gianni Letta es un periodista y político italiano, miembro de la vieja Propaganda Due, ex secretario de il cavalieri Berlusconi y candidato a presidente de Italia por el partido El Pueblo de la Libertad. Durante el gobierno de Berlusconi fue el “número dos” del gobierno, como secretario del Consejo de Ministros. Es miembro de Goldman Sachs y declaró por un caso de desviación de fondos desde empresas fantasma hacia el partido de Berlusconi, caso que fue archivado. En 2008, Benedicto XVI lo consagra como Gentilhombre de su Santidad, cargo que le permite ingresar a reuniones entre los jefes de gobierno y la Curia.

Gracias a las escuchas telefónicas que le fueron grabadas a él, como a otros ministros e industriales, jueces, políticos y curas, la pista sirvió para conocer las redes de una nueva fuerza mafiosa que lava su dinero en el banco del Vaticano, la Propaganda 4, presuntamente dirigida por Luigi Bisigniani. Una anécdota: cuando Conscita Di Gregori, la directora del diario L’Unitta, el medio de prensa que fundó el comunista Antonio Gramsci, publicó en 2011 el nombre de Bisigniani por primera vez, la llamaron hasta del ministerio del Interior para amenazarla. Un año después dejó el cargo y el presidente del partido de izquierda Massimo D’Alema salió a decir que quería un director de diario más dócil con el partido. D’Alema conoce a Bisigniani desde hace 35 años pero, aclara, lo ve “muy raramente”.


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